8.3 millones de mexicanos dejaron la pobreza en dos años: el trabajo, no solo los apoyos, marcó la diferencia

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En solo dos años, México logró una cifra histórica: 8.3 millones de personas dejaron atrás la pobreza. El dato, confirmado por el INEGI, es motivo de celebración y de análisis. ¿Qué hay detrás de este cambio? 

Aunque a menudo se señala a los programas sociales como la causa principal, la evidencia muestra otra realidad: su aporte ha sido importante, pero el motor más poderoso ha sido el ingreso laboral, impulsado por mejoras salariales y un mercado de trabajo más sólido.

El salario mínimo como palanca de cambio

Desde 2018, el salario mínimo ha más que duplicado su valor real. Esto, combinado con un crecimiento moderado del empleo formal, ha elevado de manera significativa el ingreso de millones de trabajadores. 

Datos de la organización México ¿Cómo Vamos? revelan que en los hogares más pobres, entre el 70 % y el 73 % de la reducción de la pobreza se explica por el aumento de ingresos laborales, no por transferencias monetarias.

En el primer trimestre de 2025, la pobreza laboral —la proporción de personas que no puede adquirir la canasta básica con su salario— bajó a 33.9 %, su nivel más bajo en registros recientes. Esto significa que más mexicanos logran cubrir sus necesidades esenciales únicamente con lo que ganan.

La politóloga, economista y analista mexicana, Viridiana Ríos, publicó incluso en la red social X en este mismo sentido:

Programas sociales: útiles, pero no decisivos

Los apoyos gubernamentales, como pensiones para adultos mayores o becas estudiantiles, han sido un amortiguador valioso, especialmente durante crisis económicas o en zonas con menor dinamismo laboral. Sin embargo, los datos muestran que, para el primer decil de ingreso (los hogares más pobres), el efecto de las transferencias fue incluso neutral o negativo en el periodo 2018-2024, mientras que el ingreso proveniente del trabajo creció de manera sostenida.

Esto no significa que los programas sociales deban desaparecer, sino que deben verse como complementos a un mercado laboral vigoroso, no como su sustituto.

Una estrategia con doble vía

El caso de estos dos años exitosos demuestra que la reducción de la pobreza requiere dos motores funcionando al mismo tiempo:

  1. Trabajo digno y bien remunerado, que ofrezca ingresos suficientes y estables.
  2. Red de protección social, que amortigüe las crisis y evite retrocesos.

Ambos factores son importantes, pero cuando el primero se fortalece, los resultados son más rápidos y duraderos.

Un reto que sigue abierto

A pesar de este logro, México aún tiene 38.5 millones de personas en situación de pobreza y más de 7 millones en pobreza extrema

El reto es no conformarse: mantener la política de incremento salarial, fomentar la formalidad, y mejorar la calidad de los empleos, mientras se hace más eficiente la entrega de programas sociales.

El dato de 8.3 millones de mexicanos que salieron de la pobreza en solo dos años es una prueba de que el país tiene capacidad para transformar su realidad social. Y la lección es clara: el trabajo digno es la llave maestra para abrir la puerta del desarrollo, y los programas sociales, el cerrojo que evita que esa puerta se cierre.

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