Es una pregunta sencilla que muchos nos hemos hecho al calentar el café: ¿por qué algunas tazas salen ardiendo del microondas mientras otras están frías al tacto? Aunque parezca una simple anécdota de cocina, la respuesta nos lleva a una fascinante mezcla de física, historia e incluso un poco de experimentación casera.
Todo comienza con las microondas, ese tipo particular de ondas electromagnéticas que genera nuestro horno al encenderse. Estas ondas, que oscilan a una frecuencia de 2.45 GHz, no calientan los objetos como lo haría una flama o una resistencia eléctrica. En lugar de eso, su energía afecta directamente a las moléculas de agua contenidas en los alimentos (y a veces también en los objetos).
El “baile” de las moléculas de agua
Las moléculas de agua tienen una particularidad: son dipolos eléctricos, es decir, tienen un extremo más positivo y otro más negativo. Al recibir las ondas del microondas, estas moléculas empiezan a girar de un lado a otro, chocando entre sí y generando calor. Así es como se calienta la sopa o se derrite una barra de chocolate.
Entonces… ¿por qué se calienta la taza?
Si la taza fuera completamente seca, sin agua en su estructura, no debería calentarse. Sin embargo, hay varias razones por las que sí puede hacerlo:
- Humedad atrapada: Algunas tazas, especialmente las de cerámica mal cocida o con microgrietas, pueden contener humedad en sus poros. Esa agua reacciona a las microondas igual que en los alimentos: se calienta y transfiere ese calor al recipiente.
- Materiales especiales: Algunas arcillas contienen moléculas que, como las del agua, también son dipolos eléctricos. Es el caso del óxido de zirconio, que puede calentar el material de la taza sin necesidad de humedad.
- Trazas metálicas o grafito: Aquí entra en juego un concepto interesante: los susceptores. Se trata de materiales capaces de calentarse muchísimo en el microondas porque son muy delgados y ofrecen resistencia al paso de las corrientes eléctricas inducidas por las ondas. Un ejemplo cotidiano es la bolsa de palomitas de maíz para microondas: esa cara plateada o más oscura que dice “este lado hacia abajo” es un susceptor. Concentrado en ese punto, el calor permite reventar el maíz.
En algunos casos, las tazas pueden contener trazas de estos materiales conductores, lo que las convierte, sin que lo sepamos, en pequeños susceptores. Por eso pueden calentarse tanto o más que el propio líquido que contienen.
Un experimento casero
Para comprobar cómo funciona un susceptor, se puede hacer una sencilla prueba: cortar la parte metálica de una bolsa de palomitas, colocar encima una rebanada de pan y otra sobre un plato común. Tras unos minutos en el microondas, el pan sobre el susceptor se tostará, mientras el otro no. Así se confirma que no es magia, sino ciencia: esa pequeña lámina delgada absorbe energía y genera calor con eficiencia.
Por lo tanto…
No todas las tazas son iguales. Algunas contienen materiales que interactúan directamente con las microondas y se calientan intensamente, incluso si no hay agua visible. Saber esto puede evitarnos una quemadura y, de paso, recordarnos que la ciencia también vive en nuestra cocina.