¿De verdad no hay medicinas en el IMSS? La otra cara de la historia que muchos medios no cuentan

0
99

En las últimas semanas, diversos medios de comunicación vinculados históricamente al PRI, al PAN o a intereses empresariales conservadores han insistido en una narrativa alarmista: “No hay medicinas en el IMSS”.

Titulares, reportajes y columnas repiten esta afirmación una y otra vez, con una contundencia que, sin embargo, no parece reflejar la experiencia real de la mayoría de los derechohabientes.

¿Qué está pasando realmente?

Hemos conversado con usuarios frecuentes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y la gran mayoría coincide en algo: sí, en ocasiones puede faltar temporalmente algún medicamento puntual, pero eso no significa que exista un desabasto generalizado ni una crisis estructural en el sistema de abasto.

Uno de nuestros lectores y colaboradores nos cuenta su experiencia como asegurado: “Me ha pasado que falta un medicamento. Lo que hace el personal de farmacia es sellar la receta y me piden que regrese en tres o cinco días. Y cuando regreso, ya lo tienen. Eso no es desabasto, es logística. Y rara vez sucede.”

De hecho, datos oficiales indican que el IMSS surte en promedio más del 96% de las recetas completas en sus farmacias, con mecanismos para entrega diferida en casos de faltantes temporales. Lejos de una crisis, esto refleja un sistema de salud que, con sus áreas de oportunidad, sigue funcionando para millones de personas cada día.

Entonces, ¿de dónde sale esta idea del “desabasto”?

La respuesta hay que buscarla en la política, no en la medicina.

Desde que el gobierno de la Cuarta Transformación decidió reformar profundamente el sistema de compra y distribución de medicamentos, se rompieron viejos esquemas de corrupción y privilegios. 

Las grandes farmacéuticas acostumbradas a vender con sobreprecios —algunas incluso ligadas a políticos del pasado— perdieron contratos millonarios. También se eliminaron intermediarios que hacían negocio con el sufrimiento de los enfermos.

Esto generó resistencias y sí, al inicio, también algunos problemas de ajuste. Pero los errores del comienzo no justifican una campaña permanente de desprestigio basada en generalizaciones y casos aislados.

Confusión intencional y manipulación mediática

Una táctica frecuente de ciertos medios conservadores es mezclar datos y casos sin diferenciar entre instituciones: lanzan cifras del ISSSTE, del extinto INSABI, del IMSS-Bienestar o de hospitales estatales… pero dicen que “es el IMSS”, como si todo fuera lo mismo. No lo es. El IMSS tradicional, que atiende a millones de trabajadores y sus familias, sigue operando con un nivel de abasto que muchos países envidiarían.

Y cuando se presentan casos reales de carencias, a menudo se trata de medicamentos especiales, tratamientos oncológicos o padecimientos raros, donde la cadena de distribución es más compleja. Estos casos requieren atención, sí, pero tampoco representan la regla general.

¿Qué busca esta narrativa alarmista?

  1. Desgastar políticamente al gobierno. El sistema de salud es un tema muy sensible; si se instala la idea de que el gobierno no puede garantizar medicamentos, se genera descontento.
  2. Justificar modelos privatizadores. Al repetir que “el Estado no puede”, algunos grupos buscan empujar hacia un sistema de aseguradoras privadas, donde el lucro esté por encima del derecho a la salud.
  3. Venganza de intereses económicos. Al cortar el negocio de la corrupción en la compra de medicinas, se tocaron bolsillos poderosos. Hoy, esos mismos intereses financian campañas mediáticas para intentar desprestigiar el cambio.

Una crítica justa no puede ser un arma política

¿El IMSS tiene áreas por mejorar? Por supuesto. ¿Hay que garantizar el 100% del abasto sin excepciones? Claro que sí. Pero no se puede construir una crítica honesta sobre exageraciones, ni sembrar el miedo para proteger intereses económicos o atacar a un gobierno.

En lugar de repetir lo que dicen los medios de siempre, escuchemos a quienes realmente usan el IMSS, a quienes hacen fila en sus clínicas y recogen sus medicamentos. Lo que muchos medios llaman “crisis” es, en realidad, una transformación con obstáculos… pero también con resultados visibles y sostenidos.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here