Los programas sociales del Gobierno de México, creados para apoyar a millones de personas, se han convertido en blanco de estafadores que utilizan las redes sociales para montar engaños cada vez más sofisticados.
Adultos mayores, mujeres y familias que dependen de la Pensión para el Bienestar o de apoyos económicos se ven diariamente bombardeados por mensajes falsos que prometen bonos, créditos o tarjetas “express”.
El problema no es menor: los fraudes digitales no sólo afectan el bolsillo de los más vulnerables, sino que siembran desconfianza hacia políticas sociales legítimas. Peor aún, los delincuentes se escudan en la necesidad de la gente y en la desinformación para operar con impunidad.
El modus operandi: de WhatsApp al phishing
Los engaños circulan sobre todo en WhatsApp, Facebook y TikTok, con mensajes que aparentan ser comunicados oficiales. Algunos ofrecen supuestos “créditos del Bienestar”, otros inventan bonos como el de 2,750 pesos para mujeres jóvenes, y no faltan quienes se hacen pasar por personal del Banco del Bienestar solicitando un pago de “gestión” en tiendas OXXO.
También abundan páginas apócrifas que usan logotipos oficiales y dominios falsos, con el fin de recolectar datos personales o robar información bancaria. El denominador común: todos exigen datos sensibles o dinero por adelantado.
Cómo protegerse
Las autoridades han reiterado que los trámites son siempre presenciales, gratuitos y sin intermediarios.
Para no caer en la trampa:
- Verifica la fuente: las páginas oficiales siempre terminan en .gob.mx.
- Desconfía de las prisas: ningún programa pide depósitos para liberar tarjetas o beneficios.
- No compartas datos personales por teléfono, mensajes o formularios en línea no verificados.
- Denuncia y alerta: cualquier intento de fraude puede reportarse a la línea del Bienestar (800 639 4264) o en los módulos oficiales.
La prevención comienza con la información, pero no debe recaer sólo en los beneficiarios.
Un llamado a las autoridades: que la carga no sea del pueblo
Es urgente que los cuerpos de investigación cibernética asuman su responsabilidad. La Policía Cibernética y las fiscalías especializadas deben redoblar esfuerzos para identificar a los responsables, rastrear las redes criminales y llevarlas ante la justicia.
No basta con emitir comunicados de advertencia; se necesitan acciones concretas de inteligencia digital y un sistema nacional de respuesta rápida que detecte, bloquee y desarticule páginas y perfiles falsos.
Porque no es justo cargar la culpa sobre los beneficiarios de programas sociales, como si hubieran sido ingenuos. Ellos son víctimas de un delito. Y un Estado que promueve programas sociales como herramienta de justicia debe también protegerlos contra quienes los usan como carnada para robar y estafar.
Cuidar los programas, cuidar al pueblo
Los Programas para el Bienestar han sido una política clave de apoyo a la población más necesitada. Pero su éxito y legitimidad corren riesgo si no se cierran las puertas a la delincuencia digital. La protección de los beneficiarios no debe ser sólo un consejo, sino una prioridad nacional.
Porque defender los programas del Bienestar de los fraudes es, en realidad, defender la dignidad del pueblo de México.