Trump revive el nombre de “Departamento de Guerra”: un retroceso simbólico hacia la confrontación


Septiembre 5, 2025

Al renombrar el Pentágono, Trump busca rescatar una imagen de fuerza bélica en un mundo que clama por cooperación. ¿Es este el mensaje que necesita la comunidad internacional?

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que este viernes firmará una orden ejecutiva para que el Departamento de Defensa recupere también el nombre histórico de “Departamento de Guerra” como título oficial alternativo. 

La medida, presentada desde la Casa Blanca, permitirá al secretario Pete Hegseth y a otros altos mandos emplear denominaciones como “Secretario de Guerra” en comunicaciones, ceremonias y actos públicos.

Aunque el cambio definitivo del nombre dependería del Congreso, la orden instruye a Hegseth a preparar propuestas legislativas y administrativas para avanzar hacia un renombramiento permanente. 

El movimiento, según se prevé, tendría un costo millonario en actualización de emblemas, papelería e infraestructura militar, similar al que implicaron modificaciones recientes en las bases del ejército.

Una señal de fuerza militar

“Trump ha defendido el cambio argumentando que el término defense (defensa) suena débil o políticamente correcto, mientras que war (guerra) refleja mejor la fuerza militar de EE. UU. y su exitoso historial en conflictos globales”.

El nombre “Departamento de Guerra” fue el utilizado entre 1789 y 1947, antes de que se adoptara la actual denominación de Defensa. Para Trump, recuperar ese término es más que un detalle histórico.

Trump ha defendido el cambio argumentando que el término defense (defensa) suena débil o políticamente correcto, mientras que war (guerra) refleja mejor la fuerza militar de EE. UU. y su exitoso historial en conflictos globales.

En sus palabras: “Cuando era Departamento de Guerra, ganamos todo. Luego lo cambiamos a Departamento de Defensa”.

Hegseth, cercano a Trump y designado titular del Pentágono, ha respaldado la iniciativa bajo la idea de revivir un “espíritu guerrero” (warrior ethos) en la cultura interna de las fuerzas armadas.

Vocación belicista y riesgos de polarización

La decisión ha desatado un amplio debate. Para sus defensores, supone un gesto de orgullo nacional y de reafirmación de poder frente a competidores globales como China, Rusia y Corea del Norte. 

Sin embargo, críticos señalan que este tipo de símbolos fortalecen la imagen de un Estados Unidos inclinado hacia la confrontación y no hacia la cooperación internacional.

Diversos legisladores opositores han advertido que la medida distrae de necesidades urgentes, como el bienestar de las familias militares o el fortalecimiento de la diplomacia. 

Analistas, por su parte, recuerdan que cambiar el nombre no altera la capacidad real de las fuerzas armadas y que, en un mundo marcado por la interdependencia, la paz es más eficaz que la imposición.

El trasfondo cultural

Estados Unidos ha participado en múltiples guerras a lo largo de su historia, en muchos casos con motivaciones ligadas al dominio geopolítico y al control de recursos naturales. El regreso al nombre de “Departamento de Guerra” parece querer rescatar esa narrativa de poder militar como identidad nacional.

Sin embargo, en el plano internacional, la medida podría interpretarse como un mensaje de hostilidad en un momento en que la comunidad global enfrenta desafíos que requieren cooperación: el cambio climático, la seguridad alimentaria y la reducción de tensiones nucleares.

La apuesta por la paz

En un mundo que necesita más puentes que trincheras, la decisión de Trump representa un retroceso simbólico hacia la exaltación de la guerra. 

La verdadera fortaleza de las naciones no se mide solo por su poder militar, sino por su capacidad de garantizar la convivencia pacífica, fomentar el desarrollo equitativo y participar en la construcción de un orden internacional más justo y seguro.

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