El peso mexicano alcanzó esta semana niveles que no se veían desde hace más de un año, cotizando en alrededor de 18.30 por dólar. Este resultado refleja no solo movimientos internacionales, sino también la confianza que despierta la economía mexicana.
Factores que explican la fortaleza del peso
Por un lado, el dólar se ha debilitado a nivel mundial debido a los retos que enfrenta Estados Unidos: su alta deuda, un déficit creciente y la expectativa de que la Reserva Federal baje sus tasas de interés. En este contexto, los inversionistas buscan monedas más atractivas, y el peso mexicano se ha convertido en una de ellas.
Pero no todo depende de afuera. México también aporta lo suyo:
- Tasas de interés competitivas que atraen capital de inversionistas internacionales.
- Estabilidad macroeconómica con reservas internacionales fuertes y una deuda pública manejada con prudencia.
- Ingresos sólidos gracias a exportaciones, remesas y nuevas inversiones que llegan con el nearshoring.
¿Hasta cuándo durará este impulso?
Los especialistas reconocen que siempre existen riesgos y que el tipo de cambio puede moverse de manera brusca. Sin embargo, mientras México mantenga su disciplina económica, fortalezca su crecimiento interno y cuide la confianza de los inversionistas, el peso puede seguir mostrando solidez.
Lo importante es que esta coyuntura nos recuerda que México tiene bases firmes para enfrentar los desafíos globales. No se trata solo de aprovechar un “dólar débil”, sino de consolidar un país fuerte, capaz de convertir estas oportunidades en beneficios reales para las familias mexicanas.
En conclusión, el llamado superpeso no es una casualidad pasajera: es también una invitación a creer que, si seguimos por el camino de la estabilidad y el trabajo, podemos aspirar a un México mejor.