Cuando la fe se convierte en abuso: el caso de La Luz del Mundo

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La detención de 38 hombres en Michoacán vinculados con La Luz del Mundo expone un patrón histórico: el uso de la fe no para salvar ni guiar, sino para controlar, enriquecer y justificar abusos. El caso reabre un debate sobre hasta dónde puede llegar la manipulación religiosa en México.

En Vista Hermosa, Michoacán, la Guardia Nacional detuvo a 38 hombres que entrenaban con armas blancas, simuladores de explosivos y equipo táctico. Según declaraciones, formaban parte de un grupo denominado Jahzer, concebido como guardia interna de la iglesia La Luz del Mundo. Los propios detenidos aseguraron que se preparaban para el fin de los tiempos y para defender templos y líderes.

Más allá de lo espectacular de las imágenes del operativo, el trasfondo es más grave: la fe, en lugar de ser fuente de paz y esperanza, estaba siendo utilizada como pretexto para legitimar un proyecto de organización armada.

Un viejo patrón: la fe como instrumento de control

La historia muestra que la fe no siempre ha sido usada con fines espirituales. Durante la conquista de América, fue la coartada para someter pueblos enteros y facilitar el dominio político y económico. En distintos momentos, la religión ha servido para pacificar a las masas, para legitimar regímenes y para enriquecer a cleros y pastores.

En el caso de La Luz del Mundo, las denuncias que pesan sobre su liderazgo —incluyendo explotación sexual y crimen organizado en Estados Unidos— revelan que la fe de miles de fieles ha sido la base sobre la que se han construido fortunas y encubierto delitos. La fe, en este contexto, deja de ser camino de salvación para convertirse en un recurso de manipulación.

Hipótesis sobre el propósito de este grupo

El adiestramiento descubierto en Michoacán plantea más preguntas que respuestas. ¿Para qué entrenar una milicia interna? Las hipótesis posibles apuntan en varias direcciones:

  • Protección del liderazgo: el grupo Jahzer habría sido concebido como guardia personal de la cúpula, para blindar a sus líderes frente a cuestionamientos, procesos judiciales o incluso agresiones.
  • Sostenimiento del poder interno: una estructura armada también sirve para garantizar obediencia dentro de la comunidad, disuadiendo a disidentes o críticos.
  • Narrativa apocalíptica como coartada: invocar el “fin de los tiempos” funciona como una justificación para entrenar en armas, al presentar la preparación como acto de fe y no como proyecto político o criminal.
  • Encubrimiento de delitos mayores: en un contexto donde los líderes enfrentan juicios internacionales, no es descabellado pensar que la organización busque estructuras que resistan investigaciones o que actúen como redes paralelas de protección.

Entre la fe auténtica y su perversión

El problema no es la fe en sí misma, sino la forma en que se pervierte. La fe auténtica inspira bondad, servicio, solidaridad y valores. Pero en manos de líderes autoritarios o corruptos, puede convertirse en arma de sometimiento. 

Lo que ocurre con La Luz del Mundo es un ejemplo claro de esa perversión: un pueblo creyente que, en vez de ser conducido hacia la justicia y la paz, es manipulado para sostener estructuras de poder y justificar abusos.

El reto pendiente

La libertad religiosa es un derecho constitucional en México, pero no puede servir como escudo para el crimen ni como legitimación de estructuras de violencia. La detención en Michoacán debe abrir un debate nacional: ¿qué mecanismos de supervisión existen para evitar que iglesias y sectas abusen de la fe de sus seguidores? ¿Qué responsabilidad tienen el Estado, los partidos y la sociedad que han tolerado y hasta cortejado políticamente a organizaciones con graves señalamientos?

La fe es un don humano profundo. Pero cuando se la prostituye para fines económicos, políticos o criminales, no solo se degrada la espiritualidad, sino que se rompe el tejido social. El caso de La Luz del Mundo debería ser un llamado de alerta: el abuso de la fe no es solo un problema religioso, es un problema de seguridad, de justicia y de dignidad humana.

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