El conflicto entre Irán e Israel ha dado un giro alarmante con un ataque directo y confirmado por parte del gobierno iraní. En una ofensiva sin precedentes, Irán lanzó misiles balísticos y drones armados contra varias ciudades israelíes, incluyendo Tel Aviv, Haifa y Beersheba, así como contra instalaciones militares clave como las bases aéreas de Nevatim y Hatzerim.
Los ataques, que se han desarrollado en al menos 17 oleadas, fueron parte de la operación denominada por Teherán como “Honesta Promesa 3”, en respuesta a anteriores bombardeos israelíes sobre territorio iraní, entre ellos uno que habría afectado el consulado iraní en Siria y otro dentro del mismo Irán.
En Haifa, una ciudad portuaria al norte de Israel, un misil impactó causando 21 personas heridas, daños a edificios residenciales y tensión generalizada. La refinería de petróleo en esa zona también sufrió afectaciones, lo que obligó a suspender operaciones.
En Beersheba, en el sur del país, el hospital Soroka —el más importante de la región— recibió un impacto directo que causó graves daños estructurales y dejó decenas de personas lesionadas. Otro misil golpeó un sitio militar cercano, provocando múltiples heridos.
Tel Aviv, uno de los blancos más simbólicos, fue alcanzado por varios proyectiles. Aunque los sistemas de defensa aérea de Israel (como la Cúpula de Hierro, David’s Sling y el sistema Arrow) lograron interceptar la mayoría, algunos misiles lograron eludir las defensas y causaron destrucción en zonas habitacionales, incluyendo el colapso de una estructura que dejó al menos un muerto.
Por su parte, el ejército iraní confirmó haber atacado las bases aéreas de Nevatim y Hatzerim, desde donde se habrían lanzado algunos de los misiles que impactaron previamente en suelo iraní. Estas bases son clave para la aviación militar israelí.
Aunque el gobierno israelí ha activado todos sus mecanismos de defensa y evacuación, la situación sigue siendo crítica. Las sirenas antiaéreas no han dejado de sonar en distintos puntos del país y se mantiene un estado de máxima alerta.
El ataque marca una escalada peligrosa en la ya tensa relación entre ambos países y ha provocado preocupación internacional por el riesgo de una guerra abierta en Medio Oriente. Varios gobiernos y organismos multilaterales han pedido contención y diálogo urgente para evitar un conflicto regional de mayores proporciones.
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