
Durante días, los titulares de la prensa conservadora y los comentarios en redes sociales alimentaron un mismo rumor: que Beatriz Gutiérrez Müller y su hijo habían dejado México para establecerse en España.
Se habló de direcciones, de supuestas residencias y hasta de planes familiares, todo sin sustento. Hoy, la esposa del expresidente Andrés Manuel López Obrador aclaró con contundencia: “Desde luego no me he ido a vivir allá ni a ningún otro lado. Tampoco Jesús Ernesto”.
En una carta firmada el lunes 18 de agosto en la Ciudad de México y difundida en la red social X, Gutiérrez Müller puso fin a la especulación: “Estoy enamorada de ese hombre y de mi hijito. Somos una familia muy unida, a la cual han vilipendiado por los ideales de ese loco hermoso llamado AMLO”.
Con un tono directo, acusó a la derecha más conservadora y a lo que llamó “el hampa del periodismo” de fabricar calumnias. Y no se detuvo ahí: recordó que su esposo logró hechos históricos como la reducción de la pobreza y la desigualdad, lo que explica, según ella, el ensañamiento de sus adversarios.
Una aclaración necesaria
La respuesta de Beatriz Gutiérrez era indispensable. La rumorología había hecho su trabajo: diarios, noticieros y redes repitieron sin pruebas la versión del “exilio dorado” en España.
Incluso medios que no se prestan habitualmente a la calumnia dieron cierto crédito a la posibilidad, ante la falta de una voz autorizada que desmintiera. Ahora, con la carta en mano, se entiende la gravedad del linchamiento mediático: no solo se buscaba desacreditar a una familia, sino tiznar a todo un movimiento político.
Su mensaje no fue solo defensivo. También reivindicó la vigencia de la llamada “revolución de las conciencias” impulsada por López Obrador: “Le devolvió al pueblo de México, con la vía pacífica, el poder que tiene.
En nuestro querido México ya no roban ni mandan los que se sentían amos y señores de la nación. Y no se saldrán con la suya”.
Entre rumores y realidades
Es cierto: la aclaración no borra otras polémicas. Al menos uno de los hijos del expresidente fue fotografiado en Japón, y el pueblo no olvida las imágenes ofensivas de dirigentes morenistas paseando por Europa y Asia mientras millones de mexicanos luchan día a día por sobrevivir.
La derecha aprovechó esas postales con saña, y con razón dolieron en el ánimo colectivo. Pero de ahí a fabricar exilios y residencias ficticias hay un abismo.
La carta de Beatriz Gutiérrez Müller refresca la esperanza de que al menos no todos son iguales. Nos recuerda que la calumnia, aunque no mancha del todo, sí tizna; y que dejar correr rumores sin aclaraciones oportunas puede lastimar profundamente la confianza ciudadana.
La lección aprendida: no creer en rumores y la urgencia de aclararlos
Cuánta falta hacía esta aclaración. No porque el futuro de México dependa del domicilio de una familia, sino porque en la era de la posverdad las mentiras repetidas terminan sustituyendo a los hechos.
La derecha neoliberal ha apostado a esa estrategia: bombardear con medias verdades, sospechas y noticias falsas hasta desgastar al adversario.
La fuerza de la Cuarta Transformación no radica en blindar a sus dirigentes de toda crítica —pues la crítica es indispensable—, sino en sostener la verdad frente a la calumnia. Por eso en Tejido Social dijimos:
”Los rumores sobre la posible mudanza de Beatriz Gutiérrez Müller a España han encendido comentarios y especulaciones. Aún no hay certeza, y quizá nunca la haya en el sentido en que los adversarios la desean: como una deserción simbólica, un golpe al corazón de la Cuarta Transformación”.
No queremos regresar al PRIAN ni al neoliberalismo, pero tampoco queremos que el movimiento se vuelva hipócrita. La claridad, la congruencia y la rendición de cuentas son la mejor defensa frente al odio mediático.
La verdad, como escribió Gutiérrez Müller al despedirse en su carta, “siempre se abre paso”.
En seguida reproducimos la carta de Beatriz Gutiérrez Müller: