Claudia Sheinbaum debuta en el G7: México busca incidir en las grandes decisiones del mundo

Kananaskis, Canadá | TejidoSocial.mx — En medio de un escenario global marcado por tensiones militares, incertidumbre económica y crisis migratorias, los líderes del Grupo de los Siete (G7) se reúnen este 16 y 17 de junio en las Montañas Rocosas canadienses. 

El lugar elegido: Kananaskis Village, una pequeña localidad en Alberta que se convierte por dos días en el centro del debate político internacional. Entre los invitados destaca la presencia inédita de Claudia Sheinbaum, primera presidenta de México y nueva figura latinoamericana en una mesa donde históricamente predominan las potencias del norte global.

La cumbre de este año —la número 51— llega sin grandes expectativas de consensos formales. Por decisión del país anfitrión, Canadá, no habrá un comunicado conjunto final, sino declaraciones temáticas individuales. 

Detrás de esa decisión está la dificultad de armonizar posturas dispares, en especial ante el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y sus posiciones divergentes en comercio, defensa y cambio climático. El objetivo no es menor: mantener a flote un diálogo estratégico sobre los grandes retos del planeta, aunque no todos los líderes estén mirando en la misma dirección.

A lo largo de las dos jornadas, los temas a discutir son tan variados como urgentes. En primer lugar, la escalada de violencia entre Israel e Irán y la guerra persistente en Ucrania serán ejes de conversación inevitable. 

También se abordarán los efectos del proteccionismo económico, el impacto global de los nuevos aranceles estadounidenses y la tensión comercial con China. A esto se suman debates sobre seguridad energética, migración, inteligencia artificial y descarbonización.

Los siete países miembros —Canadá, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido— estarán acompañados por una serie de naciones invitadas, entre ellas México, Brasil, India, Sudáfrica, Corea del Sur, Australia y Ucrania. También se espera la participación de representantes de organismos multilaterales como la ONU y el Banco Mundial.

Para Claudia Sheinbaum, este primer viaje internacional como jefa de Estado marca una oportunidad clave para posicionarse en la arena geopolítica. Llegó a Canadá con una agenda clara: colocar los temas de remesas, migración y comercio en el centro del diálogo trilateral con Estados Unidos y Canadá. 

Se especula incluso sobre una posible reunión privada con Donald Trump, donde la presidenta buscará un tono firme pero diplomático, consciente de que el futuro de millones de mexicanos en territorio estadounidense podría definirse en este tipo de encuentros.

La presencia de Sheinbaum también es simbólica: no solo representa a México, sino que encarna una visión progresista latinoamericana que contrasta con el giro conservador de varias potencias occidentales. Su participación podría servir para visibilizar las prioridades del sur global en un foro tradicionalmente enfocado en las preocupaciones del norte.

Si bien no se esperan grandes acuerdos, sí es posible que de esta cumbre emerjan nuevas líneas de entendimiento sobre los desafíos compartidos. La clave estará en la capacidad de los líderes para dialogar más allá de sus diferencias ideológicas y electorales. 

Para México, y en particular para la nueva administración de Claudia Sheinbaum, el G7 se convierte en una plataforma estratégica para demostrar que el país tiene mucho que decir —y que proponer— frente a las crisis globales.

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