Imagina que pudieras ver tu cuerpo con una lupa tan poderosa que revelara cada una de las partículas que te forman. Lo que verías sería una danza frenética de átomos: invisibles, diminutos, pero esenciales. Cada célula, cada gota de sangre, cada cabello está formado por billones de ellos. Pero, ¿cuántos exactamente?
Para responder esa pregunta, la ciencia necesita hacer algo que suena macabro, pero que en realidad es sólo una estimación matemática: descomponer un cuerpo humano entero —átomo por átomo— y contarlos. Para ello, hay que considerar el peso corporal, la composición química del cuerpo y la masa de cada tipo de átomo. Como no podemos hacer esto literalmente (y mucho menos con personas vivas), la estimación se hace tomando como ejemplo a una persona con peso promedio.
En este caso, los científicos que se divierten con este tipo de cálculos usaron como referencia a Michael Jackson, ícono del pop fallecido en 2009, y que pesaba aproximadamente 70 kilogramos. El número que obtuvieron es impresionante: alrededor de 7 octillones de átomos. Así, con una simple regla de tres, cualquier persona puede hacerse una idea de cuántos átomos la componen.
¿Qué significa “7 octillones”?
Es un 7 seguido de 27 ceros:
7,000,000,000,000,000,000,000,000,000.
¡Es una cantidad mayor que todas las estrellas del universo observable!
¿Qué tipo de átomos somos?
Aunque hay más de 100 elementos en la tabla periódica, en realidad estamos hechos principalmente de unos pocos. El cuerpo humano se compone sobre todo de:
- Oxígeno (65%)
- Carbono (18%)
- Hidrógeno (10%)
- Nitrógeno (3%)
- Calcio, fósforo, potasio, azufre, sodio, cloro, magnesio y otros en cantidades pequeñas
Curiosamente, el oxígeno no sólo está en el aire que respiramos, también está presente en cada molécula de agua, y como el cuerpo humano está formado en un 60% por agua, no es de extrañar que este elemento sea el dominante.
¿Y qué nos dice esto?
Que somos química pura. Pero no una química cualquiera, sino una organización extraordinaria de átomos que ha aprendido a caminar, amar, reír, estudiar… y leer artículos como este. A escala atómica, cada cuerpo humano es un universo completo. Y saber esto no solo despierta la curiosidad científica, sino también una cierta reverencia por la maravilla que representa estar vivos.
Así que, la próxima vez que alguien te diga que eres “sólo materia”, puedes responder:
“¡Sí, pero soy 7 octillones de átomos haciendo cosas asombrosas!”
