“Cuatro segundos”: ignorancia que no conoce al México pacifista y valiente

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Este martes 17 de junio de 2025, Eric Trump —hijo del expresidente Donald Trump— declaró en un acto promocional que “si México, digamos, disparara misiles a Estados Unidos, sería decapitado en unos cuatro segundos”  . Estas palabras reviven una narrativa belicista que no solo es provocadora, sino también profundamente errada y peligrosa.

Ignorancia histórica y diplomática

Al invocar una amenaza militar tan abrupta, Eric Trump olvida por completo la naturaleza pacifista y diplomática que ha caracterizado a México a lo largo de su historia. Nuestro país ha sido referente en la defensa del derecho internacional, los procesos de paz y la solución de controversias por medios pacíficos. Esa vocación no es un fallo: es un pilar nacional. Las declaraciones beligerantes de quien aspire a liderar un país —o representar a uno aliado— deberían basarse en hechos, no en fantasías de supremacía militar.

Menospreciar la inteligencia y valentía mexicanas

Reducir a los mexicanos a simples víctimas de una ofensiva bélica es desconocer nuestra capacidad: la inteligencia estratégica de nuestras instituciones, la valentía de nuestra gente, y la cohesión social que hemos construido frente a adversidades, desde la conquista hasta los retos del desarrollo moderno. Frente a una amenaza real, México respondería con dignidad, con soluciones diplomáticas y con firmeza. No seríamos un blanco fácil.

Priorizar paz y desarrollo

Más allá de comparaciones hipotéticas, México ha elegido —y elegirá siempre— canalizar su energía en el bienestar, la justicia y el progreso interno. Estamos atentos a nuestras necesidades sociales, la creación de empleo, el fortalecimiento de la educación y la salud pública. Nuestro futuro está en la construcción, no en la destrucción.

Una advertencia para EE.UU.

Este tipo de retórica radical no solo daña las relaciones bilaterales, sino que revela una mentalidad desconectada de la realidad global. Si Estados Unidos busca un aliado confiable para combatir crisis comunes —como el narcotráfico, la migración forzada o el cambio climático—, deberá hacerlo entendiendo, respetando y dialogando. No con amenazas vacías que suenan más a show político que a estrategia seria.

En definitiva, la supuesta superioridad militar nunca será la respuesta. México —con justicia, inteligencia y paz— camina hacia adelante, decidido a fortalecer su futuro sin ceder ante planes de dominación ni discursos de intolerancia. La grandeza de una nación no se mide en segundos de respuesta bélica, sino en su capacidad de construir, dialogar y proteger con dignidad a su pueblo.

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