En una sesión marcada por la confrontación política y los jaloneos verbales y físicos, la Cámara de Diputados aprobó la nueva Ley de la Guardia Nacional, que redefine el mando y las atribuciones de esta corporación. Con 351 votos a favor de Morena y sus aliados, frente a 124 en contra del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano, el dictamen fue avalado en lo general y en lo particular, y ha sido turnado al Senado para su discusión.
La nueva legislación consolida el control operativo de la Guardia Nacional bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), permitiendo que el titular de esta dependencia designe a los encargados de las coordinaciones territoriales sin que estos tengan necesariamente el rango de general de división, como originalmente se proponía. El argumento de los legisladores oficialistas fue que lo esencial es la experiencia en seguridad pública, no el grado militar.
A la par, la ley amplía el margen de acción de la corporación al facultarla para colaborar en la protección de recursos naturales y el combate de delitos ambientales como la tala ilegal o el tráfico de especies, una función que hasta ahora no tenía una institución de seguridad dedicada específicamente a cumplir.
Otra modificación relevante fue la incorporación, por parte del Partido del Trabajo, de un enfoque más sensible en la formación del personal, con perspectiva de derechos humanos, género e interculturalidad. Esta propuesta busca formar elementos que reconozcan la complejidad de las identidades sociales y atiendan las necesidades específicas de los grupos vulnerables.
El debate no estuvo exento de tensión. Durante la discusión de las reservas, que se extendió por más de tres horas y media, se presentaron escenas de confrontación directa. Una intervención particularmente encendida fue la de la diputada panista Margarita Zavala, quien acusó a la mayoría oficialista de encubrir al crimen organizado. Sus palabras provocaron una fuerte reacción de la bancada del PT, y terminaron en un intercambio de insultos y empujones que interrumpieron momentáneamente los trabajos legislativos.
La crispación subió de tono cuando el PRI desplegó una manta en el Pleno con el mensaje “cártel de Morena” y fotografías de personajes cercanos al partido gobernante, desatando una nueva oleada de gritos, acusaciones e incluso retos personales a renunciar al cargo si se comprobaban ciertas agresiones.
Más allá del espectáculo legislativo, el fondo de la reforma aprobada confirma el proyecto del gobierno de Claudia Sheinbaum de fortalecer el papel de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, ampliando sus capacidades legales y operativas, en medio de un clima político cada vez más polarizado.
El siguiente paso será la discusión en el Senado, donde la mayoría oficialista podría repetir el esquema de aprobación, aunque no sin la resistencia y debate sobre el rumbo de la seguridad en México.