Ciudad de México, 4 de agosto de 2025. En medio de balances, críticas y reconocimientos, un dato resuena con fuerza y alegría en los hogares de millones de mexicanas y mexicanos: durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, los ingresos promedio de los hogares aumentaron un 15.6 %, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024, elaborada por el INEGI.
No se trata de una cifra más, sino del reflejo de una transformación concreta en la economía popular. El ingreso corriente trimestral por hogar pasó de 67,240 pesos en 2018 a 77,864 pesos en 2024, lo que equivale a un ingreso mensual promedio de 25,954 pesos. Este crecimiento no sólo es nominal; es una señal clara de que las políticas enfocadas en la justicia social y el fortalecimiento del salario rindieron frutos.
Los que menos tenían, hoy tienen más
Uno de los datos más esperanzadores es que los hogares más pobres fueron los que más aumentaron sus ingresos. El decil I, que agrupa al 10 % de las familias con menores ingresos, registró un crecimiento del 35.9 % desde 2018, pasando a recibir 16,795 pesos trimestrales en promedio. Un avance inédito, que difícilmente puede explicarse sin mencionar el aumento histórico al salario mínimo y los programas sociales universales.
En contraste, el decil más alto (el X), que agrupa a los hogares de mayores ingresos, apenas creció un 4.1 % en el mismo periodo. Esto muestra una mejora en la redistribución de la riqueza, sin afectar la estabilidad macroeconómica del país. En otras palabras, el modelo de “primero los pobres” no fue solo un lema: se tradujo en hechos concretos y medibles.
Salarios, apoyos y empleo: la fórmula que funcionó
Desde el inicio de su mandato, el presidente López Obrador impulsó un aumento continuo y real del salario mínimo, que pasó de 88 pesos diarios en 2018 a casi 249 pesos en 2024, beneficiando directamente a millones de trabajadores formales y también a quienes, desde la informalidad, usan ese salario como referencia.
A esto se sumaron programas sociales sin precedentes, como las pensiones universales para adultos mayores, las becas Benito Juárez, los apoyos a personas con discapacidad y el programa Jóvenes Construyendo el Futuro. Estas medidas permitieron que muchas familias tuvieran un ingreso complementario y constante, independientemente de su situación laboral.
Además, el impulso a la economía local, la inversión en infraestructura y la estabilidad en los precios básicos fortalecieron el poder de compra de los hogares, especialmente en comunidades históricamente marginadas.
No es propaganda, son datos del INEGI
La fuente de esta buena noticia es el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, una institución autónoma y rigurosa, cuyas cifras no se prestan a manipulación política. Y aunque es cierto que la inflación acumulada del sexenio fue alta —alrededor del 33 %—, también lo es que el ingreso en términos reales creció más que en sexenios anteriores, especialmente para los sectores populares.
El resultado no es perfecto, pero sí profundamente alentador: la pobreza disminuyó, la desigualdad se redujo y los hogares mexicanos están hoy mejor que hace seis años.
Un legado que no debe olvidarse
A veces los números hablan más que las palabras. Y este aumento del ingreso es uno de los datos más sólidos que evidencian que el sexenio de López Obrador sí cambió el rumbo económico de México.
Los datos del INEGI no son un regalo, son la confirmación de que una política económica centrada en la justicia y la equidad es posible.