Mientras en la Ciudad de México un estudiante promedio casi concluye la preparatoria, en Chiapas apenas alcanza el segundo año de secundaria. Esta distancia educativa no es un dato menor: es una de las claves para entender la desigualdad estructural en nuestro país.
Según datos presentados por la organización Mexicanos Primero en su plataforma MONITO, el grado promedio de escolaridad en la capital del país es de 11.7 años, mientras que en Chiapas es de apenas 8.1 años. Esta diferencia de más de tres años marca un abismo en términos de acceso al conocimiento, oportunidades laborales y desarrollo social.
¿Cómo mejorar el nivel educativo en México?
La brecha entre entidades no solo es un reflejo de desigualdad histórica, sino también un llamado urgente a actuar. Algunas propuestas clave para mejorar la situación educativa en México, especialmente en los estados rezagados, son:
- Fortalecer la educación inicial y preescolar, donde se construyen las bases del aprendizaje. En muchas regiones del sur, la cobertura aún es baja.
- Invertir en infraestructura escolar digna: baños funcionales, acceso a agua potable, internet y espacios seguros no deberían ser privilegios.
- Formación continua y dignificación del magisterio, sobre todo en zonas rurales e indígenas. Un maestro bien preparado y motivado hace toda la diferencia.
- Transporte escolar seguro y gratuito en comunidades dispersas o marginadas, para reducir el abandono.
- Programas de tutoría personalizada para niños en riesgo de rezago o abandono, que les brinden acompañamiento académico y emocional.
- Diseño de políticas educativas con enfoque regional: no es lo mismo enseñar en una comunidad tzotzil que en una secundaria urbana. La educación debe responder al contexto local.
- Alianzas interinstitucionales: gobiernos, sociedad civil, iniciativa privada y academia pueden sumar esfuerzos para mejorar la calidad educativa desde distintos frentes.
Más allá del ranking
Aunque las comparaciones entre estados pueden parecer odiosas, lo cierto es que nos ayudan a identificar qué se está haciendo bien y qué necesita corregirse. El llamado de Mexicanos Primero es claro: utilicemos los datos para diseñar mejores políticas públicas que garanticen el derecho a aprender de todas las niñas, niños y jóvenes, sin importar en qué estado nacieron.
Porque donde la educación avanza, también lo hacen la salud, la seguridad, la innovación, el empleo y la calidad de vida.