Ciudad de México, 10 de septiembre de 2025.
Lo que parecía un caso cerrado con la condena de 2022, ahora ha tomado un giro aún más grave. Naasón Joaquín García, líder de la iglesia La Luz del Mundo, fue acusado este miércoles de nuevos cargos federales en Estados Unidos.
La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York lo señala por tráfico sexual de mujeres y niñas, producción de pornografía infantil, destrucción de pruebas y conspiración delictiva.
Los fiscales aseguran que se trata de un patrón de abusos sistemáticos que se extendió durante décadas y que involucró incluso a familiares y colaboradores cercanos: entre los cinco coacusados se encuentra su propia madre.
La novedad es relevante: hasta ahora se conocía únicamente la sentencia estatal dictada en California en 2022, donde Naasón fue condenado a 16 años y ocho meses de prisión tras declararse culpable de abusar de tres menores.
Sin embargo, la acusación presentada en Nueva York abre un frente federal con la posibilidad de cadena perpetua. Esto coloca al líder religioso en una situación judicial mucho más compleja que la ya existente.
La “Luz del Mundo” no suelta a su “apóstol”
Lo sorprendente es que, a pesar de los hechos probados en tribunales y de las nuevas acusaciones, La Luz del Mundo mantiene intacta su lealtad hacia Naasón Joaquín.
Desde Guadalajara, su sede central, la organización ha insistido en que su líder es un “apóstol de Jesucristo” injustamente perseguido, y los templos en México y el extranjero siguen llenándose de fieles.
¿Cómo entender esta fidelidad a un líder acusado de delitos tan graves? Sociólogos de la religión explican que este fenómeno no es nuevo. En movimientos religiosos fuertemente centralizados, la figura del líder adquiere una autoridad carismática que se convierte en incuestionable.
Se mezcla la fe con la identidad comunitaria: renunciar al líder no es solo dejar de seguir a un hombre, sino sentirse fuera de la salvación y perder el vínculo con la comunidad.
A ello se suma la estrategia de adoctrinamiento señalada por los fiscales estadounidenses: durante años se inculcó a los fieles que cuestionar al “apóstol” equivalía a condenarse eternamente.
Este tipo de enseñanza genera un círculo de control espiritual que dificulta cualquier crítica interna.
El reto de la fe y el escrutinio público
El caso Naasón Joaquín no solo pone en entredicho la credibilidad de una de las iglesias más grandes de México, con más de cinco millones de fieles en el mundo, sino que abre un debate más amplio: ¿cómo puede una comunidad religiosa sostener a un líder acusado de perversión y corrupción?
Mientras los fiscales de Nueva York buscan probar los nuevos cargos y asegurar una condena federal, en México la discusión se centra en la relación entre fe, poder y vulnerabilidad social.
La noticia no es vieja: la acusación de este 10 de septiembre de 2025 abre un nuevo capítulo, más grave, en la historia de una iglesia que sigue apostando por la lealtad a su líder por encima de las pruebas judiciales.