Ciudad del Vaticano, 14 de junio de 2025 — En medio de la creciente tensión internacional provocada por los ataques israelíes contra territorio iraní, el Papa León XIV elevó este sábado una firme exhortación a la paz y a la responsabilidad de la comunidad internacional. Ante más de seis mil fieles reunidos en la Basílica de San Pedro durante la audiencia jubilar, el Pontífice lamentó la escalada del conflicto y pidió un compromiso real por la reconciliación y el diálogo.
“La situación en Irán e Israel se ha deteriorado gravemente”, expresó con voz serena pero contundente, calificando como “muy preocupantes” las noticias provenientes de la región. Desde la madrugada del viernes, Israel emprendió una ofensiva aérea de gran alcance contra múltiples ciudades iraníes —incluyendo Teherán, Tabriz, Natanz y Kermanshah—, en la que se reportan la muerte de altos mandos militares, científicos nucleares y numerosos civiles.
“Nadie debe jamás amenazar la existencia de otro”, subrayó León XIV en un mensaje que resonó con fuerza en el recinto vaticano. “Es deber de todos los países apoyar la causa de la paz, iniciando caminos de reconciliación y promoviendo soluciones que garanticen la seguridad y la dignidad para todos”.
El Papa, que desde el inicio de su pontificado ha promovido una diplomacia activa al servicio de la justicia y el desarme, insistió en que “el compromiso de construir un mundo más seguro, libre de la amenaza nuclear, debe perseguirse mediante encuentros respetuosos y un diálogo sincero”. Su mensaje, pronunciado con evidente preocupación, apuntó a los líderes globales que aún no han condenado la violencia en la región ni llamado al cese de hostilidades.
En una época marcada por conflictos armados y tensiones geopolíticas crecientes, el Obispo de Roma recordó que la única paz posible es la que se edifica sobre los pilares de la fraternidad, la justicia y el bien común.
El mensaje del Papa León XIV, pronunciado en el corazón espiritual del cristianismo, llega como una voz moral y profética en medio del ruido de las armas, reiterando el papel de la Iglesia como constructora de puentes en un mundo herido.