La gentrificación, ese fenómeno urbano que transforma barrios tradicionales en enclaves de alto costo, no es exclusivo de grandes ciudades globales. En México, comunidades históricas y barrios populares están siendo desplazados lentamente por inversiones inmobiliarias, turismo de lujo y nuevas dinámicas socioeconómicas. A continuación, repasamos algunos sólo algunos casos emblemáticos:
1. Oaxaca de Juárez: Entre el turismo y la resistencia

Oaxaca, joya cultural y gastronómica del sur de México, ha visto cómo barrios como Jalatlaco o el barrio oaxaqueño de Xochimilco han cambiado radicalmente en la última década. Con la llegada de nómadas digitales, inversionistas extranjeros y plataformas de renta temporal, los precios del alquiler se han disparado. A la par, los habitantes originarios enfrentan desalojos y la pérdida del tejido social tradicional.
2. La Roma y la Condesa: El epicentro de la gentrificación chilanga

Los barrios Roma y Condesa en la Ciudad de México pasaron de ser zonas de clase media a convertirse en centros de vida hipster y digital. Cafés de especialidad, boutiques de diseño y coworkings reemplazaron a tienditas de la esquina y fondas familiares. Esto ha elevado el costo de vida, desplazando a generaciones que antes construyeron estos espacios.
3. San Cristóbal de las Casas: El encanto que desplaza

Este pueblo mágico chiapaneco es víctima de su propio encanto. La llegada masiva de turistas y residentes extranjeros ha encarecido los servicios y viviendas. Comunidades indígenas, antes visibles y activas en el centro, han sido empujadas hacia los márgenes, tanto geográficos como económicos.
4. Tulum: Paraíso privatizado

El boom turístico en la Riviera Maya ha hecho de Tulum un ejemplo extremo. De comunidad pesquera y de bajo perfil ecológico, se ha convertido en un símbolo del turismo de lujo. El resultado: deforestación, especulación inmobiliaria, desalojos ilegales y pérdida de acceso público a playas y servicios.
5. Valle de Bravo y Pueblos Mágicos del centro

Lugares como Valle de Bravo, Malinalco o Real de Catorce también enfrentan presiones gentrificadoras. Con la llegada de desarrollos privados y casas de descanso de alto nivel, los pobladores originales pierden capacidad de compra en sus propios territorios, y el perfil de estos pueblos cambia para siempre.
¿Gentrificación o desarrollo?
El debate sigue abierto: ¿la gentrificación es un mal necesario o una forma violenta de “desarrollo”? En México, el fenómeno se mezcla con desigualdades históricas, racismo estructural y falta de regulación urbana. Lo que es claro es que muchas comunidades están pagando un precio alto por la “modernidad”.