La explicación oficial es que Estados Unidos busca proteger su industria nacional. En el caso de aranceles al cobre, busca reactivar la minería y la fundición de cobre dentro de su territorio.
El argumento es que el mercado global está distorsionado, principalmente por China, que produce y exporta cobre a precios bajos gracias a subsidios y sobrecapacidad. Estados Unidos busca evitar que su industria desaparezca frente a esa competencia y, de paso, reducir su dependencia de minerales críticos del extranjero.
Pero en la práctica, el tema va más allá de la economía: se trata de política interna, de identidad nacional y de estrategia electoral.
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El discurso de Trump sobre soberanía económica y los enemigos externos
Donald Trump ha sido el principal impulsor la imposición de aranceles, pero su enfoque no se basa en los principios tradicionales del mercado, que valoran la libre competencia y la eficiencia económica. Para Trump, el comercio no es un intercambio beneficioso entre naciones, sino una batalla en la que hay que ganar o perder.
Por eso, cuando impone aranceles, los justifica no sólo por razones económicas, sino que también los utiliza como herramientas de presión geopolítica, migratoria o de seguridad.
Ha amenazado con aranceles a México para frenar el flujo migratorio, ha castigado a China por sus relaciones con Irán, y ha presionado a Canadá y la Unión Europea por lo que él considera “injusticias comerciales”.
En su narrativa, el proteccionismo, es decir, evitar importaciones para proteger a los productores nacionales, no es una anomalía, sino una forma de “recuperar el control”.
Su eslogan “America First” se traduce en medidas que buscan que las fábricas regresen, que los empleos no se vayan, que los productos se fabriquen en casa, aunque eso signifique romper las reglas del mercado global.
El problema de Donald Trump es que sus políticas arancelarias lejos de tener motivaciones de estrategia económica e industrial, parecen obedecer más a sus caprichos, sus desplantes, nos enojos personales y su prepotencia imperial.