¿Por qué nos salen canas cuando envejecemos?

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Un día cualquiera, frente al espejo, descubrimos la primera cana. No duele, no avisa, pero ahí está: un cabello blanco que nos recuerda que el tiempo pasa. ¿Por qué el cabello cambia de color con los años? La ciencia tiene una respuesta clara, aunque no por eso menos asombrosa.

Todo comienza en lo más profundo de nuestra piel, donde nacen los cabellos. Cada pelo crece en una especie de “fábrica” diminuta: es la parte de la piel que da crecimiento al cabello. Dentro de esa fábrica trabajan dos tipos de “obreros celulares”: unos construyen el pelo, y otros lo pintan.

Los primeros se llaman queratinocitos. Son los que forman el cabello con una proteína llamada queratina, que también está en nuestras uñas. Estos obreros van muriendo al empujarse unos a otros hacia afuera, y lo que queda de ellos forma el cabello que vemos.

Pero la queratina es incolora. Por eso entran en juego los melanocitos, los encargados de dar color al pelo. Estas células fabrican melanina, un pigmento natural que se mezcla con el cabello en formación. Hay dos tipos principales de melanina: una más oscura (eumelanina) y otra más clara (feomelanina), y dependiendo de la combinación entre ambas, tenemos cabellos negros, castaños, rubios o pelirrojos.

Con el paso del tiempo, los melanocitos comienzan a fallar. Se deterioran, dejan de funcionar o mueren. Cuando eso pasa, el cabello sigue formándose, pero ya no recibe pigmento. Entonces, nace blanco. A ese pelo sin color lo llamamos cana.

Pero el proceso no ocurre de golpe. Las fábricas capilares pasan por ciclos: cada pelo nace, vive (entre 2 y 7 años), muere y es reemplazado. Con cada ciclo, la posibilidad de que la nueva generación de melanocitos falle aumenta. Por eso, las canas aparecen poco a poco.

Además, no todo depende de la edad. El estrés, por ejemplo, puede acelerar la aparición de canas al dañar estas células pigmentarias. También hay un fuerte componente genético: si tus padres encanecieron temprano, es probable que tú también lo hagas.

En realidad, el pelo blanco no tiene un pigmento especial; es simplemente pelo sin color. Y el llamado “cabello gris” no es un tono en sí mismo, sino una mezcla de pelos pigmentados con pelos blancos.

Aunque hoy se investiga cómo revertir o retrasar este proceso, lo cierto es que las canas son una parte natural del paso del tiempo. Un recordatorio visible de que seguimos vivos, aprendiendo, y acumulando historias. Porque como dice el dicho: “Más sabe el diablo por viejo… y por canoso”.

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