El brote de sarampión que atraviesa México desde inicios de 2025 nos recuerda que la salud no depende solo de lo que hagan las autoridades, sino también de las decisiones que tomamos cada uno como ciudadanos.
Hasta principios de septiembre se han confirmado más de 4,300 casos y al menos 17 muertes, con el estado de Chihuahua como principal foco. La enfermedad ya se ha extendido a más de 20 entidades, lo que incrementa el riesgo de transmisión comunitaria.
Frente a este panorama, la Gaceta UNAM y el Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) han emitido recomendaciones claras: la vacuna es la mejor defensa, acompañada de medidas básicas de higiene y responsabilidad comunitaria.
Lo que nos corresponde como ciudadanos
- Revisar la cartilla de vacunación
Asegurarse de que todos en casa tengan el esquema completo según su edad. Si falta alguna dosis, acudir al centro de salud. - Promover la vacunación en la comunidad
Participar y alentar a otros a aprovechar las jornadas de vacunación, sobre todo en zonas rurales o marginadas. - Medidas de higiene respiratoria
Usar cubrebocas en caso de síntomas, ventilar espacios cerrados, lavarse las manos con frecuencia y cubrirse al toser o estornudar. - Informarse en fuentes confiables
Evitar rumores y desinformación. Consultar la Secretaría de Salud, la OPS/OMS o la UNAM para información actualizada. - Proteger a los más vulnerables
Niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas deben estar vacunados y evitar exponerse en brotes activos.
Vacunación según la edad: aclarando dudas
La vacuna es indispensable, pero no para todos en el mismo grado ni a cualquier edad. Estos son los criterios que aclaran quién sí debe vacunarse y quién generalmente ya no lo necesita:
- Niños:
- Primera dosis a los 12 meses.
- Segunda dosis a los 6 años.
- Adolescentes y adultos jóvenes (10 a 39 años):
- Si no tienen comprobante de dos dosis, deben vacunarse con doble viral (SR) o SRP.
- El personal de salud entre 20 y 39 años debe asegurarse de tener esquema completo.
- Mayores de 40 años:
- Generalmente no necesitan vacunarse.
- ¿Por qué? Porque la mayoría ya tuvo contacto natural con el virus antes de las campañas de vacunación masiva, lo que les confirió inmunidad de por vida.
- Solo en casos excepcionales (viajes a zonas con brote, falta total de antecedentes de vacunación, inmunodeficiencias) puede valorarse aplicar la vacuna.
El sarampión no es una enfermedad del pasado, sino un riesgo presente que podemos contener si actuamos con responsabilidad.
La vacuna protege, la información orienta y la solidaridad nos ayuda a cuidarnos entre todos. México puede superar este brote si asumimos juntos la parte que nos corresponde.
Mitos y realidades sobre la vacuna del sarampión
Mito 1: “Si ya soy adulto, no necesito vacunarme.”
Realidad: Si tienes entre 10 y 39 años y no tienes el esquema completo (dos dosis), sí debes vacunarte. A partir de los 40 años, en general ya no es necesario porque la mayoría adquirió inmunidad natural.
Mito 2: “La vacuna provoca la enfermedad.”
Realidad: La vacuna SRP y la doble viral (SR) usan virus atenuados, incapaces de causar la enfermedad. Lo que sí generan es una respuesta de defensa que protege de por vida.
Mito 3: “El sarampión es como una gripa fuerte.”
Realidad: El sarampión puede provocar neumonía, daño neurológico e incluso la muerte. En México ya se han reportado 17 defunciones en 2025. No es una enfermedad leve.
Mito 4: “Con buena higiene basta para no contagiarse.”
Realidad: La higiene ayuda a disminuir la transmisión, pero solo la vacuna garantiza una protección efectiva y colectiva. Para interrumpir brotes, la cobertura debe superar el 95 % de la población.
Mito 5: “Una sola dosis me protege.”
Realidad: Se requieren dos dosis para estar protegido al 100 %. Quien solo tiene una dosis todavía corre riesgo.
Recuerda
La información confiable salva vidas. Consulta tu cartilla de vacunación y acude a tu centro de salud si tienes dudas.