TejidoSocial.mx — En un movimiento geopolítico que ha despertado atención internacional, el gobierno de Rusia ha expresado su disposición para suministrar gas natural a México, en un momento marcado por reconfiguraciones energéticas y tensiones en los mercados globales.
La propuesta fue presentada por el embajador de Rusia en México, Nikolay Sofinskiy, quien declaró que su país está abierto a colaborar con México en el suministro de gas natural licuado (GNL). De acuerdo con el diplomático, Rusia busca establecer lazos más estrechos con América Latina y considera que México podría ser un socio estratégico en materia energética.
El ofrecimiento se produce mientras Europa continúa reduciendo su dependencia del gas ruso a raíz de la guerra en Ucrania y de las sanciones impuestas por países occidentales. En este contexto, Moscú busca diversificar sus mercados y fortalecer sus exportaciones hacia regiones menos alineadas con las sanciones internacionales.
Aunque México ha incrementado su producción interna de gas y mantiene estrechos vínculos energéticos con Estados Unidos, el embajador ruso sugirió que la infraestructura portuaria mexicana podría aprovecharse para recibir gas licuado desde terminales rusas, especialmente en el Pacífico.
Hasta el momento, el gobierno mexicano no ha emitido una respuesta oficial a la oferta rusa. Sin embargo, analistas consideran que cualquier acercamiento en este sentido requeriría una evaluación cuidadosa por parte de las autoridades mexicanas, tanto por la viabilidad técnica como por las implicaciones diplomáticas y comerciales con sus socios tradicionales.
Expertos en energía destacan que si bien el gas ruso es competitivo en precio, la distancia geográfica, la infraestructura necesaria para importarlo y el escenario geopolítico actual presentan retos significativos.
La oferta de Rusia llega en un momento en que México explora diversas alternativas para fortalecer su soberanía energética, pero también cuando busca mantener un equilibrio diplomático con actores globales. En ese delicado tablero, el gas podría convertirse en una pieza más del juego estratégico entre potencias.