El presidente de Estados Unidos y actual candidato republicano, Donald Trump, ha ordenado suspender temporalmente ciertas redadas migratorias impulsadas por su gobierno, luego de reconocer que estas medidas estaban afectando negativamente la economía del país.
De acuerdo con The New York Times y Reuters, agentes de inmigración (ICE) recibieron nuevas instrucciones para suspender las redadas masivas en sectores como la agricultura, la hotelería, la construcción y los restaurantes, donde la participación de trabajadores indocumentados ha sido históricamente alta.
Trump justificó la decisión al señalar que “estamos perdiendo a buenos trabajadores difíciles de reemplazar” y admitió que la estrategia inicial —que preveía hasta 3,000 arrestos diarios, según fuentes internas— estaba provocando desajustes laborales y una creciente presión del sector empresarial. En una publicación en Truth Social, el expresidente adelantó que “se vienen cambios importantes para proteger a nuestra economía sin comprometer la seguridad”.
Las redadas que se frenaron
La orden afecta directamente a los operativos en granjas, hoteles, cocinas industriales y obras de construcción, donde los patrones habían comenzado a reportar ausentismo y fuga de personal desde que se intensificaron los operativos a principios de mayo. La suspensión no incluye los arrestos de personas con antecedentes penales, que seguirán siendo prioridad para el Servicio de Inmigración.
“Fue una medida que no se calibró bien. La gente dejó de ir a trabajar, hubo parálisis en varias cadenas de producción y el malestar escaló”, explicó un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional a The Daily Beast.
Presión económica y política
Más allá de los efectos en el empleo, analistas señalan que la decisión también responde a cálculos electorales. En estados como Florida, Texas y California —donde hay gran presencia de migrantes y de sectores económicos dependientes de su mano de obra— comenzaron a sonar voces críticas, incluso desde círculos empresariales tradicionalmente aliados del Partido Republicano.
Al mismo tiempo, las imágenes de redadas en iglesias, escuelas y paradas de autobús encendieron las alarmas entre los votantes latinos, un grupo que Trump ha intentado cortejar durante su campaña de reelección.
“Trump está reconfigurando su estrategia no porque haya cambiado de opinión sobre los migrantes, sino porque entendió que estaba disparándose en el pie”, afirmó la analista política Cecilia Muñoz, exasesora del presidente Obama.
ICE, dividido
Mientras tanto, al interior del ICE también se vive tensión. Algunos agentes consideran que la suspensión resta autoridad y coherencia a su labor. Otros, sin embargo, reconocen que “la orden inicial era difícil de sostener en términos logísticos y sociales”, como expresó un jefe de distrito consultado por Reuters.
El gobierno de Trump parece inclinarse ahora por un enfoque más selectivo, priorizando a migrantes con antecedentes criminales y evitando operativos indiscriminados. Aun así, organizaciones de defensa de los derechos civiles siguen en alerta.
“El daño ya está hecho”, declaró en un comunicado la organización United We Dream. “La amenaza de deportación ha paralizado comunidades enteras, aunque hoy se pause una parte del plan”.
¿Una rectificación o una jugada táctica?
La suspensión de redadas, más que un giro ideológico, parece ser una jugada táctica en medio de un año electoral complejo. Trump enfrenta la necesidad de mantener el apoyo de su base más dura sin alejarse de sectores económicos que dependen de la migración para sobrevivir.
Habrá que ver si esta pausa es temporal o si marca el inicio de un ajuste más profundo en la política migratoria del republicano, en caso de regresar a la Casa Blanca.