Trump declara la guerra: ataca Irán y amenaza con una tragedia aún mayor

Estados Unidos ha cruzado una línea peligrosa. El presidente Donald Trump ordenó ayer un bombardeo directo y masivo contra el corazón del programa nuclear iraní, provocando una escalada sin precedentes en el conflicto de Medio Oriente. Tres instalaciones clave fueron atacadas: Fordo, Natanz e Isfahán, centros neurálgicos del desarrollo atómico de Irán.

Desde el cuarto de guerra de la Casa Blanca, Trump siguió en tiempo real la ofensiva que, según sus propias palabras, fue “espectacular” y “muy exitosa”. Lo anunció primero en su red Truth Social y luego en cadena nacional, sin pedir autorización del Congreso, según denunció el líder demócrata Hakeem Jeffries. Así, Estados Unidos se ha unido formalmente a Israel en la guerra abierta contra Irán.

La aparente “victoria” militar oculta un abismo: la humanidad se encuentra, una vez más, al borde de una tragedia global. La reacción iraní no se hizo esperar. Una salva de misiles fue lanzada en represalia hacia Jerusalén y Tel Aviv, y se reportaron ataques al aeropuerto Ben-Gurión. Las palabras del ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, retumbaron en todo el mundo: “Estas agresiones tendrán consecuencias eternas. Irán se reserva todas las opciones para defender su soberanía, sus intereses y su pueblo”.

Aunque las autoridades iraníes afirman que no hay señales de contaminación radioactiva en los sitios bombardeados, el peligro no ha pasado. Expertos alertan que el uso de bombas antibúnker GBU-57 (MOP), capaces de penetrar decenas de metros bajo tierra, podría haber desestabilizado estructuras subterráneas o detonado reacciones impredecibles en las instalaciones.

Trump, lejos de abogar por la contención, redobló su amenaza: “Habrá paz o habrá una tragedia para Irán mucho mayor que la que hemos presenciado en los últimos ocho días”. Sus palabras, lejos de ser un llamado a la calma, suenan como una advertencia apocalíptica. “Este es un momento histórico para Estados Unidos, Israel y el mundo”, dijo con tono triunfalista, mientras se desmorona cualquier posibilidad de mediación o solución diplomática.

Israel, por su parte, celebró la ofensiva. El primer ministro Benjamin Netanyahu agradeció a Trump y calificó el ataque como “un punto de inflexión histórico” que, según él, podría llevar a la paz en Oriente Medio. Pero ¿qué clase de paz puede nacer de la devastación, la humillación y el fuego cruzado?

¿Estamos ante el inicio de una guerra de dimensiones incontrolables? ¿Hasta dónde escalará este conflicto? ¿Quién protegerá a los pueblos civiles que quedarán atrapados entre las bombas?

Hoy más que nunca, urge un clamor global por la paz. Lo que está en juego no es solo la estabilidad de Medio Oriente: es el equilibrio del mundo entero.

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